Después de varios intentos, desesperación y mucha insistencia, ayer fue el día que logré, por fin, saldar mi deuda con mi yo de 13 años: Pasarme el The Legend of Zelda -A Link to the Past-.
Sip, de nuevo un Zelda y, con el anuncio de que el A Link Between Worlds está basado en él, recordé que un día hace años tuve una pequeña discusión con el A Link to the Past, una mazmorra de esas que se te resiste. Así que, hace poco, borré mis datos y lo comencé desde el principio.
De este modo, hoy os hablo del A Link to the Past en su versión para GameBoy Advance que salió en Europa en 2003. Esta vez Link se prepara para una larga aventura en la cual no sólo debe liberar a la Princesa Zelda, como de costumbre, sino también a seis doncellas más descendientes de antiguos héroes.
El juego comienza una noche de lluvia en que nuestra Princesa Zelda es capturada y Link sale detrás de su tío para ir a rescatarla. Su pobre tío es herido gravemente y sólo Link puede ocuparse de la tarea. Una vez rescatada y reunida con el sacerdote, Link es enviado a buscar los tres colgantes para conseguir la Espada Maestra y poder derrotar al mago Agahnim, autor del rapto de nuestra Zelda, que pretendía enviarla a un mundo paralelo junto a las otras seis doncellas, y que cuyo objetivo es obtener el poder de Dorado para poder controlar el Mundo de la Luz. Lástima que justo cuando Link consigue la Espada Maestra, Aghanim ya ha encontrado a Zelda y la ha enviado al Mundo Oscuro, que es justo igual que el reino de Hyrule pero sumido en la Oscuridad y bajo el poder de Ganon, al cual tendrá que viajar Link para rescatar a todas las chiquitas.
Y el juego es tan largo como parece serlo, pues, nada más ni nada menos que 13 mazmorras, algunas de ellas nada sencillas, en las que Link se las tendrá que ingeniar para conseguir el Tesoro y derrotar al Boss para obtener los cristales en los cuales se encuentran encerradas las doncellas. No sólo eso, tenemos algún que otro sidequest, si es que así podemos llamarlo, para conseguir items como las botellas o la ocarina mágica, que nos permitirá llamar a un pájaro que amablemente te llevará de un lado a otro en el Mundo de la Luz, por lo que son muy útiles para hacer la aventura más fácil, pues, gracias a los sidequests puedes reforjar la Espada Maestra para volverla mucho más fuerte.
En cuanto a los gráficos del juego, a pesar de llevarse tan sólo un año con el Minish Cap, la diferencia es muy notable, pero tengamos en cuenta de que este juego se trata de un remake de su versión original, para la SNES de 1992, por lo que la estética es la de entonces. Algo destacable en este juego es la maravillosa utilización de los colores para diferenciar el Mundo de la Luz, de colores vibrantes, del Mundo de la Oscuridad, de colores no sólo apagados sino muy limitados a una gama siena y más apagada en general, que pone al jugador bien ubicado. Por otro lado, debo decir que los colores de Link al cambiarse la túnica en concreto me despistaban de manera que acabé pensando que mi Link vestía con una cota de malla roja y un gorro violeta.
La música, como de costumbre, tiene los temas épicos de un Zelda que muchas veces no sólo no puedes olvidar, sino que se te meten en la cabeza y se reproducen como si estuvieras jugando, y que posteriormente serán utilizados en otros juegos de la saga, como el ya citado anteriormente tema del Castillo de Hyrule o el tema de la Princesa Zelda que tanto adoré en el Ocarina of Time.
Volviendo al tema de la dificultad, debo confesar que lo he pasado mal varia veces en ciertas mazmorras, nada comparado con el Minish Cap, del cual dije que tan fácil era que lo hacía lo suficientemente asequible
para principiantes. Tampoco digo yo que que el A Link to the Past sea muy difícil, pero tiene momentos que te cuestionas tu nivel de paciencia. Por no citar que, al final, en la última mazmorra, antes de llegar a la sala dónde Agahnim se encuentra, debes pasarte dos de los tres primeros bosses de los colgantes, que han vuelto a vengarse y, en el caso de que pierdas la partida contra Agahnim, tienes que volver a derrotarles. Esa última mazmorra fue peor aún que la puñetera Roca de la Tortuga sobre la cual prefiero no hacer comentarios, pues llegué al Boss sin encontrar el tesoro, cómo lo hice, pues no lo comprendo aún. En resumen, este juego está bastante complicado en ciertos aspectos, pero, si yo me lo he podido pasar, no es tan difícil, no creéis? Con algo de insistencia, todo se puede. Eso sí, al final de los créditos, el juego tiene la cara de ponerte en la pantalla las veces que has matado a Link, 50 clavadas en mi caso.
De nuevo comparándolo con el Minish Cap, o el Ocarina of Time para variar, este juego tiene un punto cuestionable en cuanto a las pautas. Quiero decir, así como Ezero te da pistas de qué hacer o Navi te da la tabarra sobre tu siguiente destino, en el A Link to the Past nadie te dice nada. Es cierto que tienes marcados en el mapa los puntos de las mazmorras, pero, recuerdo que tras conseguir el primer colgante, tu amigo viejo Sahasrlaha, simplemente te dice que buques por ahí a otros descendientes de los antiguos héroes, sin darte ninguna pista. Aunque es verdad que siempre está en algún punto de la mazmorra para decirte algo, no siempre demasiado útil, pero bueno.
También recuerdo que en la batalla final, cuando derrotas a Agahnim y aparece Ganon que huye en forma de murciélago, Link toca la ocarina mágica para seguirle y el simpático pájaro blanco te lleva hasta la Pirámide; el problema es, que ese pájaro estaba en el Mundo de la Luz, y por más que tocaras la ocarina en el Mundo de la Oscuridad nunca aparecía...
Y para acabar, mi opinión personal.
A pesar de todos los dolores de cabeza que me ha dado esta aventura, debo reconocer que me lo he pasado bien. Después de todo, es un Zelda, mi origen en definitiva. Realmente, me lo compré como regalo de final de curso, y escogí este juego en concreto porque era un Zelda. El Zelda más difícil que se me ha plantado delante hasta la fecha, y el más largo. Pero su dificultad no ha sido problema para poder disfrutarlo, aunque reconozca que muchas veces me dieron ganas de tirar la consola por la ventana, eso va por días, un Lunes me puse por la tarde y me pasé cuatro mazmorras seguidas, sin embargo, el día siguiente no podía avanzar de ninguna de las maneras. Es un juego que te tienes que tomar con paciencia, eso sí. Lo mejor que puedes hacer cuando estás atascado es salir de la mazmorra y escuchar la soundtrack mientras cortas el césped o cavas buscando dinero. Su soundtrack es épica, lo mejor del juego sin ninguna duda, y, aunque antes lo halla comparado en gráficos con el Minish Cap, debo decir que sus gráficos me encantan, aunque ya sabéis que los gráficos así lo adoro-eso me recuerda que éste próximo Lunes os voy a hablar de un juego muy guapo con gráficos flipantes-.
Realmente, tenía días en que en clase sólo podía pensar en llegar a casa y seguir jugado sino podía seguir en la cafetería. Así que, como comprenderéis, siento un amor-odio por esta entrega por culpa de las frustraciones por las que me ha hecho pasar en mi partida, y no es un juego que recomendaría a todo jugador, especialmente si no tiene paciencia, como ya he dicho. Aún así, me lo he asado bastante bien y me ha entretenido estas tardes en las que ya comenzaba a hacer frío y no apetecía hacer nada más que estar en el sofá. No sólo eso, ahora podré comparar la nueva entrega del A Linkt Between Worlds con su "origen", en cuanto la consiga, claro.
Sin nada más que decir sobre este juego, os anuncio que sino el Lunes, el Martes os hablaré del nuevo juego online al que estoy jugando, y que espero pasarme antes de Navidades el Arc the Lad 2, porque luego volveré a la PSP con el Final Fantasy III.
Jeronimo, Mike!
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